La Educación musical en la Etapa de Educación Infantil debe ser entendida en términos de expresión musical; definiéndose esta como un medio de expresión y sistema de representación a través del cual se desarrolla la capacidad creativa, el oído musical, la sensibilidad y la capacidad para escucharla, conocerla y para practicarla como medio de comunicación de sentimientos e ideas, a través del canto, el acompañamiento rítmico y la instrumentalización. De hecho, debido a los beneficios que esta comporta para el desarrollo psico-evolutivo del alumnado es introducida desde la etapa de Educación Infantil, y así queda constancia en los currículos oficiales tanto a nivel nacional (España) como autonómico (Comunitat Valenciana). Asimismo, se comenta como punto de inflexión en la educación musical del colectivo infantil, la importancia que adquiere el movimiento de renovación pedagógica conocido como Escuela Nueva (s. XIX-XX); ya que a partir de dichas aportaciones y remodelaciones se introduce dicha disciplina en los procesos de enseñanza-aprendizaje oficiales. Específicamente, debe atenderse a los conceptos de sonido (y ruido) y silencio, ya que son los elementos básicos del lenguaje musical con los que el alumnado va a familiarizarse e introducirse en las prácticas musicales durante la etapa de Educación Infantil. Por un lado, el sonido se define como las sensaciones auditivas provocadas por las vibraciones regulares y periódicas producidas por los cuerpos y que son transmitidas a través de un medio. Por otro lado, la ausencia de sonido (o de ruido) se conoce como silencio. Groso modo, las actividades musicales que se ofrecen durante la etapa de Educación Infantil se clasifican en tres conjuntos: actividades de audio-percepción (percepción auditiva, visual y sensorial-táctil), de expresión (vocal, instrumental y corporal y del movimiento) y de representación (ejemplificación plástica de la música y de sus elementos). Todos estos tipos contribuyen al desarrollo integral de quienes constituyen la infancia y se seleccionan en base a uno criterios de adaptación y adecuación (edad, intereses, maduración, etc.). Consecuentemente, para la realización de dichas actividades musicales se requiere de la utilización de materiales didácticos, los cuales ayudan al alumnado a alcanzar un determinado concepto, procedimiento y/o actitud. Por una parte, se advierten los recursos didácticos musicales (canciones, instrumentos, danza y audición). Por otra parte, se destacan los recursos didácticos extra-musicales (entendidos en términos de contextos y/o de situaciones de comunicación). Finalmente los tecnológicos (plataformas online y recursos audiovisuales de carácter musical). A modo de cierre y ampliación de todo lo expuesto anteriormente, se destaca la relevancia que adquiere - en los procesos de enseñanza-aprendizaje de entre los 0 a los 6 años - el folklore popular, el cual se define como un conjunto de manifestaciones culturales heredadas por una comunidad. Su importancia queda justificada por los aspectos que desarrolla en el alumnado y el potencial educativo que presentan los recursos folklóricos utilizados (canciones de juego, retahílas, etc.).