El dibujo contemporáneo ha pasado de una reducción a género propia del mundo arte que facilitaba su inserción mercantil a retomar su carácter transdisciplinar y transversal en prácticas artísticas más complejas. Esta transversalidad ha posibilitado que vuelva a ser una disciplina alejada de una finalidad objetual. El dibujo se transforma en estas prácticas en un mediador o en un espacio de intersección de otras prácticas. También puede servir como llave que permita el acceso a determinados niveles corporales. Ha adquirido un carácter colectivo y relacional que lo aleja de esa práctica solitaria e introspectiva para aproximarlo a las estéticas y prácticas relacionales. Es sin duda en la actualidad un elemento muy importante en los gabinetes museísticos de educación como herramienta de mediación pedagógica. Del mismo modo la práctica del dibujo se ha convertido en un excelente contexto en el que hibridar el ámbito tecnológico y el humano. Ha recuperado su práctica estructural para organizar visualmente la enorme cantidad de información producida por la tecnología de datos. El dibujo ha posibilitado también la construcción discursiva de nuevos cuerpos, cartografiando nuevas formas de deseo. Algunos ejemplos concretos los podemos encontrar en prácticas que fluctúan por su propio carácter transversal e híbrido entre diferentes espacios sociales de gestión e intercambio simbólico, pasando de los museos al bosque, los servicios jurídicos de la ONU o los laboratorios de Inteligencia Artificial de la costa oeste norteamericana. El dibujo así vuelve a convertirse en la estructura invisible que posibilita la construcción estructural narrativa de metadatos de Forensic Architecture. Puede tomar un carácter relacional por medio de las performance tecnológicas de Sougwen Chung o de Tressett donde mediante el dibujo interactúan con la robótica para estudiar las posibilidades del desarrollo de un entorno modificado por la inteligencia artificial. Aproximándose y estudiando los posibles modelos conductuales de la tecnología en entornos humanos y viceversa. Puede convertirse en una expedición cartográfica de los cuerpos que nos constituyen como sucede en la obra de Eulalia Valldosera. Todas estas prácticas pueden construirse desde el cuerpo y por medio del dibujo, siendo necesario incorporar estos nuevos procesos gráficos a la práctica docente de una disciplina y práctica del dibujo. Es importante hacer un mapa de todas estas propuestas que alejan al dibujo de su práctica exenta para devolverle sus facultades utilitarias de mediación, reflexión, comprensión del entorno, imaginación activa y práctica corporal espontánea. Alejarlo del contexto de género del mundo del arte para devolverle su capacidad de disciplina, entendida esta como espacio autónomo pero interrelacionado con toda la realidad. Analizar y catalogar las estrategias que hacen actualmente del dibujo una estructura tan potente para poder desarrollar ideas y narraciones. Esta taxonomía tendría como objeto el diseño de prácticas pedagógicas formativas que faciliten el acceso a estas nuevas estrategias representacionales atravesadas por un conjunto de otras prácticas que se hacen ineludiblemente solidarias para la construcción colectiva de potentes discursos críticos.