top of page

Experiencias activas, espacios pasivos I Inés Fombella Coto 

La Educación Artística contemporánea se esfuerza por superar una tradición academicista que deriva en una visión distorsionada de la enseñanza de las artes visuales y plásticas. Para dejar atrás esa experiencia basada en el desarrollo de habilidades técnicas se avanza en la integración de nuevos medios sobre los que explorar, de nuevos formatos que acerquen el arte contemporáneo al alumnado. En este proceso, cada vez más acusado y enmarcado en el cambio de paradigma educativo a nivel global, podemos influir como docentes en las experiencias artístico- educativas que nuestro alumnado vivirá mediante el diseño de propuestas basadas en metodologías activas, acordes al aprendizaje significativo que hoy se demanda. Sin embargo, cabe preguntarse por la dimensión física de los lugares donde se llevan a cabo esas experiencias… ¿Cómo son los espacios donde se enseña educación artística? ¿Cómo deberían ser? ¿Qué necesidades espaciales y ambientales demanda una educación artística contemporánea basada en la experimentación sensorial y corporal? ¿Podemos crear experiencias educativas activas en espacios pasivos? El alumnado universitario de las facultades de Formación del Profesorado y Educación se prepara para desarrollar en el futuro su profesión en un modelo educativo en transformación. Este nuevo modelo se implementa, en la mayoría de los casos, en edificios diseñados para responder a un paradigma tradicional, basado en el docente como centro del proceso de enseñanza y no en el alumnado como protagonista de su aprendizaje. Como futuro profesorado necesitan desarrollar en su formación inicial una visión crítica sobre el espacio que les rodea y sobre las cualidades ambientales de los recintos en que llevan a cabo diferentes actividades y modalidades de trabajos. Pero, como actual alumnado, ¿cómo se les puede hacer conscientes si su propia experiencia se limita a la inmovilidad en aulas organizadas en filas de mesas y sillas dirigidas a un punto fijo?

A través de acciones educativas, en las que el espacio constituye un recurso didáctico, y de sesiones dedicadas a la reflexión sobre el espacio educativo se deben plantear cuestiones como ¿de qué recursos disponemos para modificar el espacio? ¿Qué necesidades tendremos a la hora de elaborar propuestas artístico-educativas desde un punto de vista contemporáneo? No se trata de presentar un catálogo de soluciones organizativas que el alumnado pueda reproducir, sino de generar experiencias que les permitan tomar consciencia y reflexionar sobre: 1. El impacto que el espacio educativo tiene en el proceso de enseñanza y aprendizaje tanto en el alumnado como en el profesorado. 2. La relevancia por tanto que tiene en su práctica docente, convirtiéndose en un recurso educativo. 3. Cuáles son los elementos físicos y ambientales que influyen en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Cada estudiante y futuro docente, al igual que lo hará con las metodologías que le sean presentadas durante su formación, aplicará aquello que se adapte a su enfoque educativo personal, que se adecúe a su forma de realizar su trabajo y que le sea útil para llevar a cabo sus propuestas. Y, para ello, su formación inicial debe proveer este aprendizaje.

bottom of page