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LA POLICÍA DEL GÉNERO Y LA INVISIBILIZACIÓN DE LA INTERSEXUALIDAD EN EL ARTE I Teresa López Sánchez

La intersexualidad, condición de estados intermedios entre macho y hembra, no solo se refiere a una cuestión de genitalidad, ya que depende de las múltiples variaciones a nivel de cromosomas, genes, hormonas y la combinación de todos estos elementos. En base a todas estas variables y sus combinaciones se reconocen al menos 11 variaciones en el espectro intersex. En este estudio realizaremos un recorrido sobre cómo la intersexualidad se ha tratado a lo largo de la historia y el reflejo que esta ha tenido en el arte, la forma en la que se ha representado, silenciado y reivindicado a través del trabajo de artistas intersexuales que han hecho de su creación una forma de empoderamiento ante la patologización, medicalización e invisibilización de sus cuerpos e identidades en aras de proteger el sistema binario de identidad de género. Esta necesidad de mantener la construcción social del género ha servido durante siglos para legitimar la ablación genital de las personas intersexuales a una edad cada vez más temprana. Así, si bien en el periodo mitológico y antiguo de distintas culturas encontramos relatos y esculturas que muestran cuerpos intersex -como en la figura de Hermafrodito, los טומטום (tutum) en el judaísmo antiguo o los khuntha en el antiguo Islam-, esta representación se ha mantenido aunque de forma sesgada, oculta y estigmatizada hasta los primeros registros de operaciones a sujetos intersexuales en el s. XVIII para, a partir del auge de la ciencia médica en la etapa moderna, someter de forma sistemática a los bebés intersexuales a la ablación genital y posterior construcción de un pene o vulva aún cuando a nivel fisiológico dicha ablación fuese totalmente innecesaria. Esta necesidad de patologizar y medicalizar la intersexualidad borra su carácter identitario y lo diluye en un binarismo forzado; binarismo protegido por la policía del género encargada de borrar cualquier rastro intersex, incluyendo las manifestaciones artísticas que pudieran mostrar la intersexualidad desde la no patologización y poner el foco en replantear a qué responde la necesidad de la modificación corporal a través de la ablación. Esta crítica surge en el debate al que interpela la Intersex Society of North America en 1993 con la creación del Phall-O-Meter, por parte de la activista Kiira Triea, como herramienta crítica desde la que denunciar el someter cuerpos sanos a cirugías por criterios de tamaño de pene o clítoris. Desde 1993 hasta 2020 se ha avanzado en medidas de protección hacia las personas intersex para las que el arte ha sido una herramienta de empoderamiento y que se recogerán en este estudio. Sin embargo, sigue siendo la norma someter a bebés recién nacidos a la ablación recomendada por pediatras y ginecólogos. Esta barbarie ha llevado a España a ser señalada por la ONU en el 77-CRC (77th Session the UN Comittee on the Rights of the Childs) por permitirse esta práctica en territorio nacional donde sólo está prohibida en 3 CCAA.

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