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CREACIÓN, ESPACIO Y EDUCACIÓN. Una relectura artística del entorno como fuente de aprendizaje experiencial I Andrés Torres Carceller

El espacio es un elemento clave que dificulta o potencia la práctica educativa y no podemos limitarnos a considerar el espacio educativo simplemente como la organización del aula. El centro educativo, además de ser el lugar donde se desarrollan los procesos de enseñanza y aprendizaje, constituye a su vez un espacio habitado por personas con personalidades y necesidades diversas que lo viven de muchas maneras diferentes, sin que éste haya estado diseñado contemplando todas estas posibilidades. El rígido esquema que limita el espacio para una única función restringe tanto las posibilidades educativas como la propia calidad de vida de sus usuarios. Con la intención de afrontarlo más allá de simple continente, diseñamos una serie de propuestas creativas a partir de abordar desde diferentes ángulos nuestro entorno para reflexionar sobre el espacio y el arte en el aprendizaje, explorando éste como un medio generador de conocimiento. Estas propuestas, creadas por un equipo de docentes de la Facultad de Educación han sido diseñadas para la formación de docentes de las distintas etapas de la educación obligatoria, fomentando los procesos artísticos como medio de investigación. El Arte también es una forma de conocimiento, por lo que emplear los procesos artísticos como medio de investigación, permite encarar los retos de maneras diferentes, desarrollando el pensamiento divergente. La investigación en el campo de la Educación Artística establece un nexo de unión entre el ámbito educativo y el artístico, que generalmente están disociados. Por lo que investigar en Educación Artística constituye un campo diverso que comprende con límites difusos múltiples disciplinas, permitiendo el desarrollo complementario de competencias aparentemente dispares.

 

Empleando una metodología activa y colaborativa, fomentando el aprendizaje entre iguales con el objetivo de poner en valor una forma de trabajar y entender la Educación Artística, más que pretender ofrecer una serie de actividades cerradas, que posteriormente los participantes implementaran con sus estudiantes. Los ejes conceptuales a través de los que trabajamos el tema del espacio fueron el No lugar y el Encuentro. Experimentando en el primero con elementos intangibles a través de la luz y diversas formas de proyecciones, mientras que el segundo estaba planificado como un ágora, donde a partir del encuentro con uno mismo y los demás, los docentes pudieran reflexionar sobre el papel de las artes en la educación, utilizando dinámicas de grupo como el role playing o el debate reflexivo mediante visual thinking. Redescubrir el espacio con toda la potencialidad artística que comporta nos permite una mirada transversal enriquecedora. Crear espacios polivalentes y flexibles que rompan con la rutina, que potencien la imaginación, que promuevan activamente relaciones, comunicaciones y encuentros, representa un poderoso elemento educativo.

 

Nuestro objetivo último era potenciar la figura del docente autónomo e imaginativo, que no se conforma con repetir curso tras curso las mismas actividades, sino que afronta la educación desde un posicionamiento autocrítico que le lleva a investigar y reelaborar nuevas vías, pasando de mero reproductor a creador.

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