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DUNGEON BOOGIE (2020): una aproximación al artista millennial como falso arqueólogo I Ana Morales Ruiz

La generación de los nacidos entre 1980 y 1999, los llamados millenials somos los primeros nativos de la era digital. Hemos vivido una infancia híbrida entre lo analógico y lo virtual que se ve reflejada en series de animación y videojuegos como Digimon. En ésta y en muchas otras narraciones infantiles de ésta época la tecnología se presenta como un aliado natural de los niños. También, en ocasiones, como una aparición sagrada que solo se revela ante la inocencia de estos. La apariencia arcaica y legendaria de la tecnología en estas series para niños contrasta con la estética futurista y amenazante de ciencia ficción para adultos como Matrix, en la que la tecnología es, en lugar de un aliado, un enemigo. Hoy día mi generación acude a esta infancia compartida en busca de consuelo. En la producción milenial artística y en la extrartística (como pueden ser los memes) aparece un constante exhibicionismo irónico de lo mal que va nuestra vida. Una comunidad que se forma en torno a saber que todos esos niños que veían Digimon ahora también son unos perdedores. En las prácticas artísticas actuales se hace cada vez más común lo que Eloy Fernandez Porta describe como “El artista posmoderno como nostálgico falso” que se dedica a recrear un pasado inexistente por medio de signos, residuos y reliquias. Revisito mi último proyecto expositivo, Dungeon Boogie, una muestra realizada en febrero de 2020 en la sala de exposiciones de la Facultad de Bellas Artes de Málaga. Lo analizo sirviéndome de la figura de ese nostálgico falso que confecciona y atesora un pasado que nunca existió. El proyecto se edifica mediante una metodología multidisciplinar en la que conviven medios como la cerámica, el vídeo, el videojuego, la instalación, la escultura o la moda que se ponen en relación con la infancia híbrida (analógica-digital) de nuestra generación. A su vez, conecto el proyecto con otros artistas coetáneos que también operan de manera similar, jugando a ser ciber-arqueólogos, como Molly Soda, Emma Pryde o Indoorpet. En esta comunicación pretendo ofrecer un acercamiento a esta metodología quimérica que sirve a parte de una generación de creadores para reconciliarse con un pasado híbrido, un presente absurdo y un futuro incierto.

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