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Aprender a mirar I Marta Lage de la Rosa

El fotoensayo muestra imágenes de creación colaborativa de una experiencia artístico pedagógica en el período de confinamiento. La experiencia consta de dos partes: 1ª Taller o laboratorio visual fotográfico partiendo del concepto japonés Wabi-Sabi como detonante de la percepción visual. 2ª Conceptual en la que se une el trabajo creativo del artista contemporáneo Jonathas Andrade a partir del trabajo pedagógico de su madre, maestra de una escuela pública, con la propuesta del diccionario para la alfabetización del pedagogo brasileño Paulo Freire. Los objetivos coinciden con los generales de la Educación Infantil y contribuyen desarrollar las siguientes capacidades en la formación de profesorado con el fin de trasladarla a las aulas de Infantil: -Mirar, observar y explorar el entorno personal, familiar, natural, social y cultural. -Desarrollar la sensibilidad propia, respetar la ajena y las capacidades afectivas. -Conocer el propio cuerpo, el de otras personas y aprender a respetar las diferencias. -Entrenar la creatividad y la imaginación. -Conocer y practicar la fotografía como técnica básica de expresión visual. -Leer, interpretar y producir imágenes -Conocer manifestaciones culturales de otros lugares para emplearlas en la expresión propia y poner en valor las de los demás. El desarrollo del proyecto consiste en investigar en imágenes partiendo del concepto de Wabi-Sabi para artistas, diseñadores, poetas y filósofos de Leonard Koren (2015), “hay que aflojar el paso, ser paciente y mirar muy de cerca”, “cuanto más cerca están las cosas de la no existencia, más exquisitas y evocadoras resultan”. La intención es, a través de un proyecto creativo y artístico, conectar con la espiritualidad, esencia del ser humano. Es un acercamiento a la belleza de lo imperfecto, lo incompleto, lo cambiante, poner de manifiesto el valor de aquello modesto y humilde. No es lo mismo “ver”, que es una experiencia sensorial que “mirar”, que implica atención en lo que se ve y, “observar” que requiere un proceso activo y voluntario con un fin determinado. El acto de fotografiar transita las tres, como dice Barthes (1994) “separa la atención (mirar) de la percepción (ver), que sólo muestra la primera, a pesar de ser imposible sin la segunda”. El resultado demuestra el cumplimiento de los objetivos con fotografías como: del hueco en el polvo, de mi cicatriz, autorretrato llorando, del ojo del gato de la señora que ya no está, de grietas, desconchones, de lo roto, lo viejo, lo natural, lo feo, lo perecedero, lo cotidiano, lo inmanente … mientras responden a las preguntas de partida: ¿Se puede enseñar a mirar?, ¿Cómo se aprende a mirar?, ¿En otras culturas se mira de la misma forma?, ¿Cómo se mira en la infancia?, ¿Qué y cómo se aprende? En la experiencia destaca el aprendizaje activo, el valor del error, de la sensibilidad, la belleza, la aceptación de lo imperfecto, el camino como meta en la construcción del aprendizaje y de la vida para la felicidad. Sólo se enseña lo que se es. Sólo se aprende lo que se vive.

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