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Una bibliografía de las formas I Irene Ortega López

Este póster se concibe como una primera tentativa de elaboración de una “bibliografía de las formas” que pueda ser útil en el contexto de la investigación artística. Un cruce entre prácticas artísticas y prácticas de escritura. Las investigaciones desde las prácticas artísticas se encuentran a menudo sumidas en un conflicto a la hora de utilizar el texto para comunicar algo acerca de los procesos que se han dado lugar a lo largo de la investigación. Generalmente, esto se debe a que la práctica artística, así como cualquier otro tipo de saber de carácter tecnológico, pasa por producir metodologías y vocabularios singulares adaptados a cada problemática particular a la que se enfrenta. En ocasiones, al intentar trasladar los hallazgos de la investigación al texto para que estos puedan ser comunicados, en ese hacerse entender desde el lenguaje “claro, preciso y sintético”, mucha información crucial en la investigación parece desvanecerse. Como si, por exclusión de derecho, los detalles, lo concreto y lo parcial de una práctica no pudiera existir como fuente de información, más allá que en un anexo al final del texto. Partiendo de esta posición, cabe preguntarse de qué modo se podrían utilizar los textos dentro de la investigación artística para poder trasladar la particularidad de su práctica. El texto académico sobre arte podría entenderse como un material más sobre el que trabajar desde esas metodologías propias de la práctica artística investigadora, que han de ser puestas en valor y no ocultadas. Utilizar el texto, no sólo como un medio para contar algo, sino como material textual que también, en su forma, transmite un saber válido. Tematizar la materialidad del texto, un proceso que lleva consigo un saber que se ha de poner en valor y promover su participación en el aprendizaje académico, su contribución a la generación del saber. Este nuevo uso del texto dentro de la investigación artística influye también en el papel que adopta como fuente bibliográfica. ¿Por qué no entender los textos como un material concreto que utilizar para la producción de conocimiento, no desde el valor informativo de sus contenidos, sino desde sus cualidades como forma? La forma particular de cada texto predispone al cuerpo a una lectura concreta. Entender los textos como herramientas, como formas que contienen contenido, pero que lejos de entretenerse en diseccionar su complejidad para transmitirla, han de ser activados y mostrados, convertirlos en experiencia. Una investigación que es una práctica, que convive con los textos y los conoce, los practica. Una “bibliografía de las formas”, más que una “bibliografía de los contenidos”. ¿Qué forma adoptaría esta bibliografía? ¿Cómo organizar los textos al entenderlos de este modo? Propongo así un ensayo, una suerte de calentamiento, de lo que podría llegar a ser esa nueva forma de utilizar los textos en la investigación.

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