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Todas esas personas que no soy yo I Consuelo Zamorano Cadenas (I)

“Todas esas personas que no soy yo” es una videocreación, o videoperformance, que se crea a partir del material que como Paciente Simulada he acumulado entre los años 2014 y 2019. El Paciente Simulado es un oficio en el cual un actor o actriz, e incluso una persona sin estudios profesionales en actuación, es entrenado para interpretar repetitivamente pacientes enfermos en contextos de situaciones clínicas simuladas. Esto también puede abarcar escenarios de role-play en los que se representa a diversos tipos de profesionales del área de salud. Así, la Simulación Clínica nace en Estados Unidos en la década del 60 como una instancia de aprendizaje para estudiantes a fin de conseguir un mejor rendimiento y calidad en torno a la relación entre médicos y pacientes. Desde este lugar el Paciente Simulado es una herramienta segura a través de la cual los estudiantes ensayan y entrenan diversas prácticas del ejercicio de su profesión, con el objeto de que en su vida laboral “cometan menos errores” y sean capaces de llevar a cabo “experiencias más satisfactorias”. Así también, la simulación busca proteger a los pacientes reales de la ejercitación que con ellos realizan algunas instituciones que ejercen la docencia de la medicina en sus recintos clínicos y hospitalarios. Desde este lugar, en “Todas esas personas que no soy yo” he llevado a cabo un registro de los personajes realizados por mi en contextos pedagógicos de Simulación Clínica y ambientes vinculados al área de la salud entre los años mencionados. Estas imágenes configuran una bitácora visual que es expuesta, revelando la multiciplicidad de relatos que he debido realizar mediante jornadas de repetición. En este sentido, la repetición sería la única manera de configurar una trama de sentido para eso que ha sido hecho y que solo permanece a modo de registro y archivo, mediante la suma de los fragmentos. Sin embargo, esta repetición de personajes en el presente de la acción registrada, “no se presenta, no abre la escena del tiempo o el tiempo de la escena, sino acogiendo su propia diferencia interna, sino en el pliegue interior de su repetición originaria, en la representación”. (Derrida, La escritura y la diferencia 340) Por tanto, mediante el ejercicio de la performance me enfrento a los archivos de mi propia vida para perderme y encontrarme en ellos, simultáneamente, cuestionando el vínculo entre lo real y la representación.

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